La región portuguesa nos recuerda sus encantos en una puesta de largo que consolida nexos hispano-lusos
Las sinergias hispano-lusas no son teoría, ni discurso vacuo, ni populismo de mitin. El Consulado de Portugal en Sevilla sería una de las Mecas de esta fraternidad ibérica, pero al sur del sur. Un espléndido pabellón de la Expo Iberoamericana del 1929 mantiene, además de monumentalmente, intactos los lazos de Sevilla con el vecino mejor vecino español, considerando al galo y marroquí como buenos.
La fuga de Consulados de carrera se sufrió en Sevilla tras la vorágine de la Expo de 1992. Dejó huérfanos a los hispalenses de diplomacia profesional, primando ahora a abogados y empresarios locales como Cónsules honorarios. EEUU, Francia, Reino Unido y Alemania relocalizaron sus legaciones en Málaga. Pero Portugal está siempre donde debe, en pleno Prado presumiendo de consulado palaciego.
La presentación de la Guía de Aves do Baixo Alentejo que patrocinan CIMBAL (Comunidad Intercomunitaria del Bajo Alentejo), Turismo de Alentejo y de Portugal y fondos FEDER agita la capacidad de convocatoria del consulado luso. Su titular, Claudia Boesch, hizo lo propio presentado a una nutrida representación de alcaldes alentejanos, saludando a autoridades militares y civiles sevillanas, más invitados al evento. La concurrencia disfrutó de salones de la Belle Epoque estilo manuelino sobre. El bajo consular reparte heráldica del antaño imperio colonial portugués, vigente cuando se construyó el Pabellón. Vemos blasones de Angola, Mozambique, Sâo Tomé, Cabo Verde…
António Mestre, líder de CIMBAL, en un español perfecto antecedió al resto de ponentes que repetían un castellano inigualable. Ya quisiéramos el don de lenguas luso los asistentes. Dimis Cortés, ornitólogo que conoce -palmo a palmo- dónde, por qué y cuándo vuelan o anidan las aves en territorio alentejano explicó apasionado su Guía. Invitó a la visita in situ. Esta región representa el 34,3% de Portugal, es la más extensa de la patria lusa.
Un trío de guitarras y voces de tunos aventajados acompasó el acto. Concluyó con una excelente degustación de vinos, pasteles y canapés alentejanos. El personal estaba encantado. La buena onda siempre pulula en todo lo que nuestros amables y hospitalarios vecinos convocan.
Queda claro que el Alentejo entraña desde Sevilla apenas un par de horas máximo en coche. Por la no-frontera de Huelva y Badajoz con el Alentejo, al norte del Algarve, nos acerca a la zona peninsular interior del mejor Portugal. Precios muy razonables, sonrisas de amigos, vinos de nota, quesos de excelencia, chacinas ecológicas, pastelería de chuparse los dedos, pan casero o aceite de oliva de mojar pan son parte de los atractivos que tenemos a mano. Un dato: El tinto de Talha lo inventaron los romanos. Los alentejanos lo beben tal cual lusitanos, conservan intacto todo, hasta sus vasijas cerámicas. ¡Genial! . El sempiterno bacalao en croquetas que deleitó no faltó al personal hispalense.
Antes del canapé Dimis Cortés acompañó, con palabras entusiasmadas, un video con fotogramas de aves en todas las posturas y lugares posibles. El birdwatching (observación de aves) que encanta a los angloparlantes y centroeuropeos tiene en Bajo Alentejo un referente y una guía ya. Cortés, y ello le honra, admitió que en la provincia de Cádiz se duplica el número de especies para observar por su geo-estrategia ubicación. Pero vindicó, con orgullo, que algunas aves de su guía son endémicas en su tierra. El Alentejo voló la tarde-noche del martes 24 de octubre a Sevilla. Y llovía, y llovía. Pero no importaba, estábamos en Portugal, perdón en Alentejo.
Fuente: El Correo de Andalucía
